¿Quienes somos?
El Fundador Luis Rodríguez Sevillano nacido en 1938 y gran aficionado al caballo desde su niñez por tradición familiar, crea la ganaderías en 1973 uniéndose inmediatamente a la asociación de criadores de caballos de PRE en Sevilla (antes A.C.C.E) de la que es consejero durante 16 años, posteriormente constituye junto con otros ganaderos la Asociación de Madrid (A.G.A.M.A) de la que es presidente durante 10 años, dejando su cargo en 1998 y siendo nombrado Presidente Honorífico, el 11 de junio de 2015 el Ayuntamiento de La Muy Leal Villa de El Escorial en cumplimiento al Reglamento Especial de Honores y Distinciones se le hace entrega de la medalla en su categoría de Plata a “Yeguada La Parrilla”, valorando de manera muy especial la vinculación con el municipio de El Escorial.
Desde 2003 son propietarios de Yeguada la Parrilla los hijos del ganadero fundador, siguiendo las mismas directrices ganaderas y línea genética de sus orígenes, ubicada en la finca Las Alberjanas en El Escorial.
NUESTRA HISTORIA
Casi cinco décadas en la industria nos dan el poder de actuar todos los días y en todo momento.
La base de la yeguada comenzó con una punta de yeguas procedentes de tres ganaderías de reconocido prestigio:
- D. Fernando de la Cámara Gálvez
- D. Deogracias Blasco
- D. Rafael García Vives
Y los sementales:
- AMOROSO V, adquirido en 1976 procedente de la yeguada de D. Roberto Osborne:
- LEÑADOR V, hijo de DESTINADO XXIII (hierro del Bocado) nacido en 1985
- NOVATO XVII, hijo de HABANERO X (hierro del Bocado) nacido en 1987
- OLÉ PARRILLA, hijo de POSEÍDO VII (hierro del Bocado) nacido en 1988
Toda la yeguada tiene como capa dominante la torda y sigue la línea cartujana siendo su genética el bocado. Nuestros ejemplares provienen de una selección de 44 años, donde se ha llevado un control riguroso de cubriciones con registro minucioso de los valores zoo métricos, genealogía y descendencias, teniendo siempre muy presentes las Leyes Fundamentales de la Genética, por tanto cada yegua posee su ficha individual.
Esto les convierte en una “Estirpe única” reconocida en el mundo del caballo. Desde su fundación llevan el hierro de la casa alrededor de 300 machos y otras tantas hembras, centrando su actividad comercial principalmente en la exportación a países como Alemania, Suiza, Holanda, Inglaterra o Francia en la Comunidad Europea y EE.UU, México, Costa Rica, Nicaragua y Ecuador en el continente americano y más actual en China.
El mantenimiento y crianza de la yeguada se realiza en régimen extensivo, siguiendo el siguiente orden:
Las yeguas y sus rastras pastan y se mueven en total libertad en las fincas “Tapias Altas”, ubicadas en El Escorial hasta su destete, momento en que son separadas de sus madres. Posteriormente, son apartadas en cercados en la finca “Las Alberjanas” donde se encuentran más a la mano, continuando su desarrollo hasta los dos años y medio o tres. Tras esos años los machos entran a las cuadras para su manejo y doma y por último, el caballo se destina a la venta y las hembras seleccionadas como reproductoras vuelven a los pastos.
Nuestra constancia y dedicación hacen que nuestros ejemplares sean únicos.
Desde el comienzo nuestra filosofía y misión ha sido la selección de todos los productos, machos y hembras, pensando en la recuperación de la calidad que ancestralmente han tenido los caballos de Pura Raza Española, por cuyo motivo han sido a través de la historia ejemplo de fuerza, funcionalidad, belleza y armonía de formas.
Para ello una vez seleccionadas todas las yeguas por morfología y clase, se cubren con sementales que previamente han demostrado cualidades excepcionales para la doma y el trabajo. De siempre hemos oído decir que los animales de trabajo, no solamente deben poder hacerlo sino que deben querer hacerlo, aquí entra una cualidad primordial para su selección.
De la doma de los caballos, se encarga Óscar Rodríguez Avisón, propietario de la Yeguada que además de domarlos y gracias a su profesión de Rejoneador durante 20 años, se han seleccionado durante generaciones para este arte del rejoneo, empleo este que consideramos el de máxima dificultad para ellos, no solamente por la fuerza que tienen que poder desarrollar, sino por la aptitud que deben de tener para poder hacerlo de voluntad, valor y sometimiento al jinete.
